DAVID G. TORRES

No present

en "El bastón blanco" #03

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Los chicos de los Sex Pistols siempre negaron que nunca hubiesen pensado en el situacionismo. John Lydon (Johnny Rotten) en sus memorias, “No Irish, no Blacks, no Dogs”, dice claramente que aquello era un invento de Malcolm McLaren, que no tenían ni idea de que era el situacionismo. Al fin y al cabo se trataba de jóvenes working class sin futuro. Aunque tanta negación sí sonaba a situacionismo y tanto Malcolm McLaren como Jamie Reid sabían bien a que se referían al señalar justamente su estado de jóvenes sin futuro resumido en el eslogan “No future”. Pero, la referencia era también más contextual. En 1945 el partido laborista británico ganó las elecciones a los conservadores de Winston Churchill con el eslogan: “Let Us Face the Future”. En 1976 quedaba bien poco de ese futuro y ya se anunciaba la llegada en 1979 de Margaret Thatcher. Como escribía Dora García en una de sus frases doradas: “el futuro ya no es lo que era”.

O llevaban razón Malcolm McLaren y Jamie Reid o Johnny Rotten no se enteraba de nada o, lo más probable, las dos cosas: la negación y la tábula rasa, el deshacerse de todo, del Punk del 77 recogía un rumor lejano, un ruido, que no sólo se remontaba hasta el Situacionismo sino hasta Dada. Greil Marcus en “Rastros de carmín” habla de ello, cuando cree reconocer en el rechinar de dientes de Johnny Rotten al cantar no hay futuro el eco de una rabia que habría recorrido todo el siglo XX. Dada quería cagarse en las banderas de colores de todos los consulados (fueron de los pocos en ver que el nacionalismo era el auténtico problema que había llevado a la guerra), estaba contra todo y fundamentalmente o en primer lugar contra Dada. Dada era la negación absoluta y entre esas negaciones proponía abolir el futuro. En fin, si este presente no tiene futuro, la mejor manera, entonces, de abolirlo es acabar con su futuro.

En 2007 con Sacha Craddock y Graham Gussin en Bloomberg Space de Londres preparamos una exposición que pretendía recuperar ese ruido de fondo. La referencia al Punk, situacionismo y Dada en el título era evidente: “No, future”. Insistía en la negación y, al mismo tiempo, la coma entre la negación y el futuro habría cierto enigma. O por lo menos cierta distancia frente al eslogan original (sin coma). Tal vez la misma distancia que mostraba el título de la película-reportaje que Julien Temple dedicó al líder de The Clash, Joe Strummer: “The Future Is Unwritten”. El futuro está abierto. La misma frase la utilizó el estudio de diseño gráfico Bis] para felicitar el año nuevo en 2008, 2009 y 2010. Aparecía recortada sobre un gran papel blanco pegado en hojas de periódicos atrasados. Sí, el futuro puede estar abierto pero el gesto negador sigue estando ahí: frente a las buenas promesas para el próximo año y los felices deseos que habitualmente todos muestran en sus felicitaciones al acabar el año, la incertidumbre. A esa incertidumbre se refería otra de las frases doradas de Dora García en 2005: “le futur doit être dangereux”.

Tanto el “no hay futuro” literal del Punk o Dada que lo niega y lo abole, como el “No, future” que siembra incertidumbre, denotan la inexistencia del futuro. Y ahora esa inexistencia no es para nada figurada. En primavera de 2011 Mireia Domènech proponía una exposición documental en la sede de A*DESK: “Zombies”. Documentaba la actualidad cultural de fenómeno zombie: como los temas, historias o la figura de los zombies han ocupado un gran espacio en la producción cultural, desde lo más popular (las zombies parades o las series de televisión dedicadas a ellos), hasta ensayos (el finalista del premio anagrama de 2011 es Jorge Fernández Gonzalo con el ensayo titulado “Filosofía Zombie”), pasando por películas, libros o obras de artistas como Christian Jankowski y, de nuevo, Graham Gussin. Al principio de la exposición un esquema mostraba la evolución de la producción de películas y libros dedicados a los zombies en los últimos años. La progresión era aritmética. También en un cartel explicitaba el porqué de la exposición y su actualidad: durante el crack del 29 había proliferado la producción de ficción basada en el miedo a los monstruos; durante la guerra fría esa producción de ficción se concentró en el miedo a un futuro radioactivo y la invasión extraterrestre; ahora, tras la crisis de 2008, el protagonista de la producción cultural no tiene que ver con el miedo al futuro, es el zombie. Radioactividad y Ovnis anunciaban un futuro dramático o, por lo menos, un futuro. En la película “The Road” de 2009 Viggo Mortensen vaga con su hijo por un futuro impreciso y vacío, un puro desierto, no hay nada. En realidad, vaga por un futuro que no existe.

Toda la producción de ficción sobre el futuro nunca ha hablado del futuro, sino del presente. Ha seguido una premisa antropológica básica: hablar de los otros es hablar de nosotros. Da igual quien sean esos otros, del futuro o del pasado. Incluso Dada al abolir el futuro lo hacía para acabar con el presente. Pero si verdaderamente no hay futuro, literalmente, si no existe en el imaginario, si es un vacío indeterminado, lo que no hay es ahora: “No present”


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