DAVID G. TORRES

Entrevista a Martí Anson

en Butlletí, Centre d’Art Santa Mónica, Barcelona, marzo 2005

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Desde el 18 de diciembre de 2004 hasta el 6 de marzo de 2005, Martí Anson ha intentado construir un barco en el claustro del Centre d’Art Santa Mònica. Un proyecto condenado al fracaso (el barco no puede salir sin romperse), pero que durante casi tres meses ha llenado el tiempo de exposición de trabajo, de intensidad y de expectativas.

¿Por qué un barco?

Para podérmelo llevar

Pero para sacarlo: ¿habrá que romperlo?

Haces un barco para podértelo llevar, pero no sale. Al menos lo acabarás...

No creo que me dé tiempo

Y piezas y dinero para acabarlo, ¿tampoco tienes?

Eso sí. Aunque la empresa suministradora de Valencia no ha respetado los plazos de entrega. De hecho, vino alguien de Menorca que también intentaba hacerse un barco para ver si existía la empresa de verdad, porque a él no le habían suministrado nada.

Todo este trabajo ¿es una pérdida de tiempo?

Sí. Trabajo en una cosa que tiene un valor físico. Es una valorización del trabajo, y del trabajo físico en arte

Sobre algo que no sirve para nada.

Sí que sirve, durante tres meses la gente viene a verlo y dice cosas y pregunta que cómo lo haces, si sale o no (cosa que nadie duda), se produce una relación cotidiana en la que no preocupa demasiado si se trata de arte o no.

¿De donde viene el título Fitzcarraldo?

De la película del mismo título de Werner Herzog en la que el protagonista intenta construir una ópera en el Amazonas, que ya es una cosa bastante de “pirado”. Pero además para hacerla necesita traer un barco a un río que no tiene acceso posible y para ello lo trasportade un río a otro haciéndolo pasar a “pulso” sobre una montaña. Para rematar la jugada, Werner Herzog lo hizo de verdad, la película no es una ficción, sino que trasladó un barco de un río a otro a través de una montaña con ayuda de los indios Yanomami.

De todas formas, ¿el título apareció después de pensar la pieza?

Sí, de hecho fue François Piron quien cuando conoció el proyecto me habló de la película. Finalmente le aporta un aspecto
literario que funciona muy bien con la pieza, que al fin y al cabo es como una novela. Quiero decir, que al no ser un producto acabado, empieza, no sabes el final, vas “leyendo” página a página...

Es curioso que sólo gente del arte es la que ha pensado que no te había dado tiempo a acabar la pieza, que es una lástima que el barco no estuviese hecho para la inauguración

Es el problema del objeto final, terminado, bien puesto, bien iluminado, limpito

Y eso que has hecho piezas que se caracterizaban por un acabado impecable

Es que en realidad, cada día está acabada, pero claro de una manera distinta cada vez, cada día varía. Y hay elementos azarosos que no puedo controlar, como el retraso en la llegada del material o si he tenido que estar de viaje. Todo esto hace que el trabajo varíe. Y nunca había estado en una situación que no controlase.

Sólo habías planeado el guión básico: hacer un barco.

Dentro de una cosa muy simple, hacer un barco, aparecen mil elementos de azar. Y esto nunca se muestra. Como he dicho, es la primera vez que no tengo todo controlado. Al ser como una narración en la que cada día escribes una página, los factores externos te condicionan a diario. He trabajado durante muchos días, y todo ello conlleva un esfuerzo y un entusiasmo. Y también ha implicado a otras personas que han colaborado y se han apuntado por voluntad propia aayudar a trabajar en un proyecto un tanto absurdo

¿Qué te ha pasado para hablar ahora de entusiasmo si tus proyectos habían tenido que ver con la frustración?

Bueno si quieres puedes decir que aquí la cosa frustrante es construir un barco que ni tan siquiera verá el agua. Sin embargo, durante el proceso pasan muchas cosas.
Tampoco pensaba que surgiesen aspectos personales: la gente que se ha prestado a ayudar, el gusto por el propio trabajo físico, el disfrute de ver cómo avanza, que sabes que lo echarás de menos. Un trabajo que parecía muy frío se ha vuelto muy próximo.

Has cambiado el sitio. Si el lugar de trabajo del artista es el taller, ahora el lugar es este.

Sí. La pieza no es un barco, sino trabajar haciendo un barco. El trabajo es lo importante. Lo de ser un barco es casi anecdótico. Si quieres puedes buscar una explicación formal en linea con mis trabajos anteriores: ya que he trabajado en otras ocasiones con elementos arquitectónicos y habitables, pues este es un barco con algunas características de vivienda. Es un yate, una vivienda flotante. Pero, vaya, es básicamente una excusa.
Porque, insisto, la pieza es el trabajo y la documentación de los días trabajando. De tal forma que el barco desaparece, se pierde precisamente como ese objeto estético que ahora parece tener una importancia brutal. Se dará más importancia a lo que ha pasado y lo que no ha pasado, si he trabajado o no. Y el objeto se perderá por el propio aburrimiento del hecho, como los DVD que documentan todo el proceso. Y al romperlo, se da más valor al trabajo, a lo que he hecho durante tres meses que al resultado.

Has cambiado el esquema de trabajo “creativo” que atribuimos a los artistas

Es un problema relacionado con el valor que atribuimos al arte. Y sí, resulta que hay ciertos esquemas preestablecidos, incluso dentro del mismo mundo del arte, que modificas simplemente al venir a trabajar de lunes a viernes con un horario. De hecho, muchas personas me han recriminado no estar el fin de semana que es cuando más gente viene de visita, pero es que el fin de semana no se trabaja.

Básicamente has estado tú expuesto todo el rato

Es el proyecto en el que estoy trabajando pero eso no tiene ninguna implicación personal: es un barco, con unas instrucciones. No es “artístico” en términos formales, pero sí lo es la actitud con la que lo afronto.
Y es la primera vez que disfruto de un proyecto durante el tiempo de exposición. Siempre me he divertido durante el proceso de montaje y preparación no una vez inaugurado.

¿Las exposiciones son aburridas?

Podrían ser más divertidas. Hay una cierta desvinculación entre las cosas cuando pasan “de verdad” y cuando se enseñan. Hay un desfase entre todo lo que supone el trabajo en arte, no sólo el hecho físico de hacer algo ni en el de pensarlo, también toda la discusión que hay alrededor y lo que se enseña. Yo he hecho un intento por salvar ese hueco, no sé si es un buen intento, pero es un intento. Después de inaugurar tienes la sensación de que la exposición queda abandonada. Aquí no sé si se ha venido por la exposición o por el barco, pero creo que se ha venido más por el barco, y es ahí y a diferentes niveles como ha aparecido la participación.

¿Ves el panorama artístico aburrido?

Sí, pero no tiene que ver con el valor, sino con la falta de energía. Si hay algo que pretende superar ese aburrimiento se hace a partir de una participación del público activista y de carácter social. Y tampoco es eso. Por otro lado, las actividades alrededor de un museo se están convirtiendo en más interesantes que lo que hay dentro. Es normal que compitan así, porque la competencia cultural y de espectáculos, con música, el cine, la televisión, es muy grande.

Así que con este proyecto has ofrecido espectáculo.

Se trata de jugar un poquito. Evidentemente que hay algo espectáculo, estoy aquí encerrado trabajando a la vista del público. Los artistas nunca estamos “en” la exposición y aquí estás expuesto de manera muy directa
a una valoración, como un jugador de fútbol al que le tiran las almohadillas.

¿Y te han tirado almohadillas?

No. La reacción del público ha sido buena, se preocupan por el barco, que es algo que interesa mucho, así como el hecho de hacerlo sólo.

¿Es sólo eso entonces un pequeño espectáculo?
No sé. A veces hacer cosas sin valor es bueno, está bien disfrutar del propio tiempo, sin pensar en dinero o en beneficios, sino en el puro disfrute.


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