DAVID G. TORRES

Pintura

en Lápiz, 130, Madrid, marzo 1997

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Galería Joan Prats (Barcelona)

Pintura, así de escueto, casi como una declaración de principios, es el epíteto de la exposición que reúne obras de Lidia Dona, Luis Gordillo, Fabian Marcaccio, David Reed y Juan Uslé. Exposición que podría ser un síntoma más de ese anunciado resurgir de la pintura, en concreto abstracta, mientras todavía tenemos presentes otras como Nuevas Abstracciones en el mncars y el macba. Sin embargo, en este caso, la muestra (en primer lugar por la excelente selección de obras) va más allá de la mera reunión de una serie de artistas por el hecho de utilizar la pintura como lenguaje, situándose en un terreno de discusión sobre las posibilidades actuales de la abstracción.

La vigencia de la pintura abstracta en estos tiempos podría parecer a simple vista una forma camuflada de "regreso al orden": la recuperación de un horizonte estable frente a la pérdida de norte, el retorno a unas coordenadas fijas donde aún cabe la especulación. Antes al contrario, ha sido considerada como una manera de situarse a la vanguardia de la vanguardia. Una de las pocas posibilidades de hacer frente a lo que se ha llamado los hijos o la herencia de Duchamp. En definitiva, en un panorama dominado por la instalación, la fotografía y los objetos más variados, una postura verdaderamente difícil es volver al espacio del lienzo. Nada que objetar al respecto; el problema está en seguir pensando el arte en base a obsoletas separaciones entre lenguajes y, en todo caso, en los términos en que se plantee este "regreso". Algunas propuestas parecen pensarse como una reactualización obvia que revisa lugares en los que la apuesta abstracta ha habitado –eso sí, estableciendo una distancia que elimina el fondo tremendo de sus referentes del pasado (lo sublime)– y que bien podrían ocuparse de cualquier otra opción. Sin embargo otras –las que aquí nos ocupan– asumen la dificultad que implica seguir pintando después de medio siglo de convulsiones en arte sin relegarse, tras conocer que la batalla de la trascendencia en pintura (en arte) se perdió hace tiempo, a una revisión "blanda".

Al repasar las obras de la presente exposición dos preguntas, que van aliadas, surgen de inmediato: ¿dónde está la abstracción? y ¿de dónde proviene? Tanto Gordillo como Uslé parecen escoger motivos de lo que en alguna ocasión he denominado una mirada aguda sobre lo real. En Gordillo se trataría de jugar con imágenes de referencias animales o vegetales microscópicas que el artista no deja de ampliar. Uslé extrae formas de su memoria urbana o del paisaje que en ocasiones recuerdan las vistas aéreas. Fabian Marcaccio (junto con Lydia Dona quizá los menos conocidos de la exposición) explora también una mirada sobre lo real. Pero en este caso es mucho más explícita puesto que utiliza directamente la fotografía como parte integrante de sus cuadros: una masa de gente, un billete ampliado o la textura de un pan de molde dexcontextualizados son motivos a partir de los cuales desarrollar la pintura que, en un acabado absolutamente plano, parece regresar a las cualidades fotográficas. El título de "Paintant" para un gran lienzo muestra como esa realidad es el punto detonante para extender la pintura –aunque no sepamos a qué responde todo el artilugio metálico por detrás de la tela que la dota de tridimensionalidad y que le hace perder gran parte de su fuerza. Sin embargo Lydia Dona revela otros presupuestos más cercanos a David Reed. Si éste objetiva el acto de pintar en un resultado plano de trompe l’oeil, Lydia Dona realiza síntesis de diferentes opciones abstractas: combina lo ornamental con lo geométrico y lo gestual.

En ambos recorridos la abstracción se nos muestra esquiva. En uno parte directamente de lo real, lo reconstruye y reinterpreta, en definitiva, lo figura; en el otro, al realizar una pintura de la pintura, es decir, la representación de algo, regresa, mediante una estrategia barroca, a la figuración. Podríamos entonces claudicar ante Greemberg: si consentimos que la abstracción ha de ser autorreferencial, no la encontramos en estos artistas. O bien, sólo se encuentra fruto del cuestionamiento y la negación de la propia abstracción.


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