Parece que hay un nuevo personaje en la producción cultural popular. Sobre él hace unas semanas el suplemento de televisión de la Vanguardia publicaba un reportaje. Un personaje que empezó probablemente en televisión con Homer Simpson. Es el “white trash” o los “rednecks”, basura blanca o nucas coloradas. La traducción aquí podría ser de “moreno paleta”: la nuca colorada por el sol como las mangas marcadas por la obra. Desde Homer Simpson, el inútil paleto ignorante causante de desastres en un trabajo de muy baja cualificación técnica en una central nuclear, a “Padre de familia”. El más reciente de todos es “Hope”. Retrata la vida de un bebé no deseado cuya imagen publicitaria muestra a la familia al completo, padre adolescente, abuelos jóvenes y desocupados, y el niño componiendo una palabra con un juego infantil: “Help”. Todos ellos forman parte de esa basura blanca sin estudios ni conciencia política que está en lo más bajo del escalafón social americano, viviendo en caravanas, siempre con la bandera americana ondeando.
Ese mismo colectivo era mostrado por Paul Fusco en la serie de fotografías en la que retrataba la gente en la vía del tren ante el cadáver del asesinado Robert Kennedy a su paso por distintas poblaciones entre Nueva York y Washington. Una selección de las dos mil imágenes de la serie se expuso en la Virreina en el contexto de la exposición “Antifotoperiodismo”. Y allí estaban todos. Despidiendo el cadáver del malogrado hermano del también asesinado presidente Kennedy. Sentados en sus sillas plegables, familias cuadradas delante de un tren, saludando en gesto militar... ¡Un acto de homenaje al presidente! Pero ¿las fotografías eran una manera de homenajear a aquellos ciudadanos anónimos? O ¿un retrato a lo Walker Evans del paisaje social de la América profunda?
Esos rednecks alían esporádicamente en una película del colectivo de arquitectos, artistas y activistas Ant Farm & T.R. co. “The eternal frame” documenta las preparaciones del grupo para refilmar el asesinato de JFK en 1975. El mismo año en que se hizo público el célebre vídeo de Zapruder que recoge el asesinato del presidente. Los artistas se disfrazan de Kennedy y Jackie y se pasean por Dallas en un Continental descapotable. Vuelven a asesinarlo (figuradamente). Y entrevistan a algunos transeúntes que incrédulos ven de nuevo el magnicidio. Una señora con rulos en el pelo llora emocionada, mientras que otra exclama un ¡qué se joda!
También en 1975 se exhibió el cadáver de Franco en Madrid. Miles de españoles desfilaron delante para rendirle un último homenaje. Familias, señores muy serios con el pelo estirado hacia atrás, otros vestidos de falangistas, algunos de rodillas, con el brazo en alto. También se cuenta que muchos fueron para un último homenaje distinto, una despedida especial: asegurarse que el dictador había muerto y callar una exclamación íntima, ¡jódete!
Los rednecks o el moreno paleta, un viejo tema que se puede abordar desde una mirada paternalista, objeto de estudio social, buscando el tipismo folclórico, lo auténtico o simplemente mofándose de él... desde la distancia.
