DAVID G. TORRES

Permindar Kaur

en Lápiz, 137, Madrid, noviembre 1997

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Galería Carles Poy (Barcelona)

Últimamente parece que entre los artistas jóvenes hay una cierta tendencia a presentar pequeñas obras, utilizar materiales frágiles y livianos o realizar ligeras intervenciones. Muchos de los trabajos actuales carecen de rotundidad formal y conceptual, aproximándose al hecho artístico de una manera más relajada. Ahora bien, entre todas esas producciones, hay bastantes casos en que tal actitud es un simple recurso de moda o parte de cierto conformismo, sin embargo otros son absolutamente coherentes haciendo de lo liviano, lo cálido o lo frágil una apuesta radical.

Hacer un arte habitable, cómodo y a escala humana o en el que se cuele un elemento de humanidad es el objetivo de Permindar Kaur, en lo que ella denomina convertir una sala de exposiciones en "hogar". Así es como podríamos entender la serie de diminutas sillas fabricadas en metal y acolchadas, ordenadas como en una platea de reducidas dimensiones, las dos camas o divanes –de los mismos materiales y también pequeñas– entrecruzadas o los múltiples muñecos de lana emparejados en distintas posiciones, afectuosas, sexuales o imposibles, que ocupan una pared de la galería. En este sentido, la serie de vestidos y calzones, todos de lana salvo uno de plástico, también mostrarían ese interés por hacer un arte habitable. Sin embargo, aquí no encontramos la compleja estrategia que despliegan los trabajos de Kaur y sí unas obras obvias en las que pesa demasiado la comparación con los múltiples vestidos que nos ofrecen y han ofrecido otras artistas.

Porque donde radica el valor de la obra de Permindar Kaur no está en la simple intención de hacer un arte habitable, sino en la estrategia que ha seguido a partir de repensar referentes fuertes del arte occidental, en concreto, la tradición minimalista. El problema se plantea en el hecho de que sus camas y sillas son esculturas de hierro, y no sencillamente "ready-mades" más o menos modificados que expresen abiertamente una condición de habitabilidad. Esculturas en las que, de alguna forma, una pieza de Tony Smith se convierte en una miniatura con forma de cama o en las que una estructura serial minimalista deviene un continuado de tirantes sobre los que descansa un pequeño muñeco de trapo (la mejor pieza mostrada en Secrets must circulate). Evidentemente, tal acción puede ser irónica y perversa: lo minimal queda subvertido en doméstico y lo doméstico convertido en frialdad minimal.

Pero la ironía no parece ser una línea adecuada para analizar las obras de Permindar Kaur, chocaría con la buscada calidez de "You&Me" (la serie de muñecos de lana), con los vestidos y con la noción de "hogar". Tampoco se trata exactamente de subvertir el minimalismo introduciendo un elemento de comodidad, sino más bien de reactualizarlo. Doris Von Drathen, en un reciente artículo publicado en "Art Press", rebatía la incompatibilidad entre la forma geométrica y la escala humana que parece haber en los análisis de arte contemporáneo. Tomando como ejemplo "Die" de Tony Smith (un cubo perfecto de 1,83 mts. de arista) demostraba que el interés del escultor había sido el de hacer una obra de escala humana o en la que el hombre tomase conciencia de su escala a través de las dimensiones de la escultura, puesto que estas correspondían tanto con el modulo de Le Corbusier como con la medida ideal de Leonardo. Desde esta perspectiva, en los trabajos de Permindar Kaur no encontraríamos una tensión entre la escultura de raíz geométrica o las férreas estructuras seriales y lo cómodo o lo habitable, sino una reflexión y una reactualización de determinados aspectos poco desvelados del minimalismo. Una posición dialéctica en la que se asumen las estrategias que han evolucionado del minimalismo, eliminando el peso excesivamente intelectualizado, contundente formal y conceptualmente, y adaptando sus recursos estilísticos a una más explícita presencia humana. Sus obras buscan un hueco en el que introducir una condición habitable o cálida y una actitud más relajada frente al arte desde dentro de la tradición contemporánea más severa.

En última instancia la pregunta que plantea Permindar Kaur y a la que su obra responde es: ¿cómo asumir la proyección subjetiva del trabajo artístico sin perder los referentes y sin olvidar las apuestas más duras del arte contemporáneo?.


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