ENTORNOS PRÓXIMOS
2006


ARTIUM

Iratxe Jaio eta Klaas van Gorkum



¿Qué hace(i)s?
Investigamos la relación entre la identidad individual y la identidad colectiva, utilizando métodos documentales para visualizar la relación entre la gente y su contexto social, cultural y físico.

¡Eso es todo un Statement!
...

¿?
Aunque no te lo pareciese, nuestro silencio era una respuesta. Normalmente en nuestro trabajo nos toca ser los entrevistadores, en vez de los entrevistados. Por no dejarte sin nada... otro statement: una entrevista es un retrato de la relación entre dos personas, sin olvidar el carácter performativo de la situación en sí. Tanto el entrevistador como el entrevistado, son conscientes del carácter público de la acción, son conscientes de que se están representando a sí mismos, es como si fueran actores de su propio papel. Se adopta un papel para provocar una reacción especifica no sólo en la persona que tiene enfrente sino también en el espectador. Es un juego de poder.

Ya veo, ya. En ese juego de poder yo hago las preguntas... y maliciosas si puedo. Por eso seguramente los signos de admiración sobre si es un statement son maliciosos. Y así lo habéis entendido. Pero dicho de otra manera: lo que manifestáis es un proyecto con una intención clara, ¿o no?
Diríamos que es un punto de partida, no necesariamente un punto de llegada o un proyecto. Es una actitud. Nos tomamos lo que nos rodea de una forma muy literal (incluso tus preguntas), y es en esta literalidad donde buscamos lo absurdo, lo poético, lo simbólico o lo perfomativo. Esta actitud refleja también la literalidad con que entendemos nuestra relación como colaboradores de diferentes bagajes culturales. Compartimos un sentido de dislocación y un interés por cómo se construye la identidad cultural.

Si no entiendo mal, trabajáis haciendo un registro de determinados comportamientos sociales o los provocáis.
Sí, pero la diferencia entre registrar una situación y provocarla se está volviendo cada vez más difusa. La cámara influencia lo que está pasando y además posibilita una construcción donde las nociones autor-modelo-obra-espectador son intercambiables.

De hecho, ese intercambio o mayor fluidez entre autor y espectador o la voluntad de trasladar un papel activo al espectador es lo que habéis pretendido en piezas como en la que construíais un espacio en croma y el espectador se veía reflejado en la televisión, pero ahora en un lugar amueblado. ¿Es así?
Bueno, en realidad todo trabajo artístico pide cierto compromiso por parte del espectador ¿o no? En las últimas instalaciones interactivas que estamos haciendo, más que remarcar este papel activo, lo que pretendemos es desdibujar los límites entre el modelo y el espectador. La instalación en Artium literalmente no funciona sin la presencia del espectador, proporcionándole así cierto poder en la pieza. El espectador es el titiritero que controla las imágenes en la televisión, al mismo tiempo que la toma de control lo convierte en una marioneta del trabajo.

Y el artista ¿qué papel cumple? ¿el de ser una especie de mediador?
Nuestro papel es ambiguo, y desde ambigüedad adoptamos diferentes subjetividades. Para nosotros “el otro” es un punto de referencia, un espejo donde nos reflejamos, por eso nuestro trabajo no tiene sentido sin la negociación con otras personas. En las primeras manifestaciones del proyecto que mencionabas en la pregunta anterior, “Meanwhile, in the living room...”, nos grabamos a nosotros mismos. Pero llega un momento en el proceso de trabajo en que desaparecemos sigilosamente detrás del telón.


Pero seguís estando ahí como autores, eso es inevitable.
Claro, es simplemente que no podemos definir al autor como una identidad pura.

En cualquier caso ¿cual es la finalidad de hacer del espectador un autor que participe en la realización del trabajo? Si es que hay alguna finalidad
Es verdad que estamos interesados en diferentes formas de participación en el proceso de creación y aplicamos esta idea a diferentes niveles. A veces hemos considerado nuestro trabajo como una plataforma, pero también somos muy conscientes y críticos de la desigual distribución de poder que se crea en estas situaciones. Por eso decir que hacemos del espectador un autor que participa en la realización del trabajo... ¡esto sí es todo un statement! Si es que hay alguna finalidad, es la de visualizar la relación entre la gente y su contexto.

Podéis explicar un poco más en qué consiste la instalación que presentáis en el Artium.
La instalación en Artium es una esquematización de una sala de estar basada en los “sitcoms” o comedias televisivas: la mesa, dos sofás y la televisión. Se trata de una reconstrucción del estudio cromakey que realizamos en Rótterdam donde grabamos las reacciones del público al verse reflejados en la pantalla de televisión. En Artium, mostramos este vídeo al ritmo del movimiento de la gente que accede a la instalación. Queremos provocar una situación que funcione como un juego de poder: el espectador controla el trabajo y el trabajo lo controla a él.

¿Planteáis con ello una reflexión o una crítica sobre cómo nos relacionamos con los medios o como ellos entran en nuestro espacio privado?
Sí, en este trabajo nos estamos refiriendo al lugar que ocupa la televisión en la sociedad, tanto como un espejo distorsionado, como un punto de referencia que delinea nuestras vidas privadas. Pero la propuesta principal es la experiencia inmediata del espacio a través de la mirada del otro, desde una representación del visitante y su entorno próximo.

Entonces sí que hay una cierta voluntad crítica. Y así aparece el problema básico de cualquier práctica artística que se quiera comprometida social o políticamente: su efectividad. ¿Cómo medís esa efectividad? ¿en afectar a espectadores concretos?
Aunque hay una voluntad crítica en nuestra práctica, su efectividad social o política es irrelevante para nosotros, al menos en el esquema que nos propones. Hay una diferencia entre la política y lo político, entre el panfleto y la novela. Nuestro trabajo no es una campaña política, es un objetivo en sí mismo que refleja nuestras inquietudes y nuestro carácter inquisitivo. Además, el trabajo tiene su propia vida. Es un punto de encuentro en el que ninguna de las partes tiene el monopolio de cómo se desarrolla.

Sí, supongo qué la palabra es ser inquisitivos, intentar incidir de alguna manera en las personas
Así como en esta entrevista... ¿no?


Ya, pero me interesa insistir en eso de incidir o afectar a las personas concretas, Creo que es un cambio de óptica frente a lo que se ha tildado de arte social. Y al mismo tiempo es más cercano a, Jofeph Beuys, de alguna manera, padre de esta historia.
Afectar o no afectar, esa parece ser la cuestión ¿no? Es difícil responder sin caer en presunciones sobre el público o sin formular una relación didáctica con un espectador subalterno. Lo que sí podemos decir es que nos esforzamos en formular una perspectiva alternativa, a veces incluso simplemente sugiriendo su existencia, definiendo una “perspectiva alternativa” como una entre muchas. Aunque no es un ejercicio de objetividad, ni tampoco un impulso misionero. Esperamos infundir en el espectador una profunda conciencia de cierta realidad, como si fuera una cebolla con un número infinito de capas.

Justamente ahí quería llegar yo. A enfocar frontalmente el tema del espectador. Porque la definición del espectador es uno de los "temazos" hoy en día, hay gente que prefiere hablar de usuario, por ejemplo. Y ya que es una cuestión central también en vuestro trabajo ¿cómo lo veis? ¿cómo le definís? ¿cómo os situáis frente a él? e incluso ¿cómo le llamáis?
En vez de tener una definición clara de lo que es el espectador, identificamos diferentes niveles donde nuestro trabajo se relaciona con la gente. Por ejemplo, en los proyectos basados en entrevistas, los participantes llegan a tener una experiencia del trabajo, pero no son espectadores en el sentido más estricto. Esto se vuelve especialmente evidente cuando más tarde mostramos las grabaciones a otro público: la participación se vuelve representación, el espectador se vuelve espectáculo. Hubo un tiempo en que percibíamos este proceso como un problema de nuestra práctica, hasta que nos dimos cuenta de que es una condición de los tiempos en que vivimos: no sólo obtenemos los 15 minutos de fama de Andy Warhol, es que además ya estamos de vuelta de ello. Tal vez sea así como articulemos lo que has mencionado como “un cambio de óptica frente a lo que se ha tildado de arte social”: la Reality TV nos ha convertido a todos en nuestros propios expertos en relaciones públicas y con ello viene la sensación de que uno siempre está actuando frente a un público externo, aunque no haya cámaras presentes.



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